domingo, 31 de enero de 2010

Tu cuerpo desnudo...

Liebesszene
Max Liebermann




Cuántas veces hemos pensado y nos hemos lamentado de lo "efímeros" que son esos "instantes efímeros". De lo limitado que es el tiempo, ese tiempo que dicen que no existe, que es relativo y que a fin de cuentas es un invento nuestro, tan dados que somos a medir y controlar todo. Por eso, según los científicos, en el espacio el tiempo no existe. Y como hay otros científicos que dicen que procedemos del espacio, vamos que no somos terrestres, eso me hace pensar en algunos instantes...





Tu cuerpo desnudo
mi cuerpo junto a tu cuerpo
entrelazadas las manos
el sudor simplemente se desliza al suelo.

Siento el calor de las llamas
me abrasan, me abrasas
mis labios en tus labios
mi lengua se moja sin decir nada.

Mis piernas tiemblan
tiemblan las rodillas
tiemblan mis brazos
mi boca tiembla, tiembla tu boca
tiembla el empeine de tu vientre
cuando mis manos te acarician
mis manos tiemblan.

Cierro mis ojos
cuando veo que los tuyos me provocan.

Me dirijo y te contemplo
con los ojos del deseo
mis ojos ciegos se concentran
en los mil rincones de tu cuerpo
y disfrutan
y seducen
y alcanzan las más altas cotas
del placer erótico del cielo
voy allá donde no puedo con mis manos
y mis besos
acaricio los sentidos de tu cuerpo
y tú mi cuerpo
y sufrimos la inmensidad infinita
de lo limitado que es el tiempo.

Tu cuerpo desnudo
mi cuerpo junto a tu cuerpo
unidos
en un abrazo eterno
en un instante efímero
en un instante ajeno
en un abrazo que supera al tiempo.

Francisco Vila
(Del poemario "Siempre es un Adverbio... A Coruña, 2002)

domingo, 24 de enero de 2010

En tu voz escucho...

Lady Elizabeth Eberstad
John Singer Sargent



Como he dicho otras veces, hay días y días, y hoy es uno de ellos. El poema es un poema (valga la redundancia) que escribí hace ya mucho tiempo y pertenece a un libro de poemas (el más largo que he escrito, mil trescientos sesenta y cuatro versos, y que como los demás, aún no está publicado), que también terminé hace ya demasiado tiempo.
En lo que se refiere al óleo de Singer Sargent, simplemente, Lady Elizabeth, la belleza de Lady Elizabeth y su sonrisa me cautivaron, me enamoré inmediatamente de ella (lo siento por Lord Lewis, su esposo). Lo dicho, hay días y hoy es uno de ellos.
Un saludo a todos.




En tu voz escucho y advierto un suspiro
convertido en jadeo entre frase y frase
entre verso y verso;
siento tu respiración, tu aliento
subiendo dulcemente
hasta las zonas más erógenas del beso;
siento el efecto mágico de tu saliva
al rozar el aire envuelta en un poema
que corre veloz por azoteas, por galaxias
y deseos.

Eres la imagen dormida del sueño eterno
eres el recuerdo constante de aquel olvido
que un día quise revivir
y hoy con mi dolor constante no recuerdo.

Eres el sentido dulce y sofocado
del viento convertido en brisa
y transformado en huracán incierto.

Eres tú quien un día fuiste real
y hoy trasnochado el tiempo de los días,
ya no eres o aún eres
solamente, únicamente,
finalmente
un sueño.

Francisco Vila
(De "Siempre, es un Adverbio de Tiempo", poemario. A Coruña, 2002)

martes, 19 de enero de 2010

Estos versos que te escribo...

An offering (1889)
Frank Dicksee





Estos versos que te escribo
son lo único que tengo
verso libre, rima alegre
y el cariño en que va envuelto.

Ofrecí tu nombre al viento
y tus lágrimas de lluvia
a las aguas lo han devuelto.


Estos versos que te escribo
son la isla en mar perdida
donde guardé mis sueños
sueños secretos de un tesoro
que un pirata robó
y después de esconderlo fue muerto.

Reclamé tus besos a la noche
y el calor de tu sonrisa
en mis labios se fundió
en el sol de la mañana.


Estos versos que te escribo
sólo yo sé en dónde están
lo que ellos dicen, lo que quieren
y pretenden
lo que un día fueron, lo que son
lo que serán y sobre todo
a dónde van. Y en fin
por qué, para qué y hacia quién se va el destino
y a qué puerto.

Necesitaba tu voz y tu mirada
escondidas en la luz del horizonte
y hasta allí fueron mis pasos
a las cumbres de las nieves perpetuas.

Estos versos que te escribo
será el tiempo quien los guarde
la tormenta quien los lea
y el silencio de la noche los olvidará
seguramente
cuando amanezca.

Las promesas y las flores se marchitan
los deseos y los sueños se desvanecen
los recuerdos se hacen olvidos
y las sonrisas tristezas,
que el tiempo no borre tus huellas
y que mañana la ilusión vuelva a surgir de nuevo
como de nuevo vuelva a surgir la vida.

Francisco Vila
("Estos versos que te escribo...". A Coruña, Enero 2010)

miércoles, 13 de enero de 2010

Asomó la primavera en tu mirada




Asomó la primavera en tu mirada
asomó un cielo azul, infinito
asomó la ilusión, la alegría
allí estabas, volvías a mí
y sin saberlo, aquel azul,
inundaba hasta los lugares más ocultos
de mi mente y de mis sueños.

Asomó la pasión, la esperanza
de soñar despierto.
Asomó una sonrisa a tus labios
y mi boca se inundó de sabores
y silencios.
Asomaron los latidos a tu pecho
y mi pecho se embriagó de temblores
y de miedos.

Asomaste de nuevo, otra vez, con más fuerza
a mi vida, a mi tiempo
y me hiciste olvidar mis temores
soledades
y mis llantos más sinceros.

Aquí estás, otra vez
de nuevo?

Francisco Vila
("Asomó la primavera en tu mirada", A Coruña, Enero 2010)

lunes, 11 de enero de 2010

Dos más tres

Estudio para una náyade (1893)
John William Waterhouse






Dos más tres
suman siete noches
las dos que faltan
las velé junto a tu lecho.

Mi corazón descubrió un amor breve
amaneciste en mis sueños
y la muerte se enamoró de ti
antes de que yo reaccionase al verte.

Tres más tres
suman diez días
faltan cuatro, te prometo amada mía
que uno a uno te los compensaré.

Cuando lleguemos, tu tiempo
será mi tiempo
el tiempo, el infinito inmenso, la eternidad
el nunca y el después.

Seremos tú y yo juntos
el silencio profundo, la luz,
la sonrisa que ilumina mis sueños
el mundo al revés.

Francisco Vila
(De "Siempre, es un Adverbio de Tiempo", poemario. A Coruña 2002)

jueves, 7 de enero de 2010

Yo le compré al cielo las Pléyades

La carta
Michael Parkes



Hoy liberé el silencio de tu boca
descorrí el cerrojo de los días y las horas
que te aprisiona
deseaba oírte, oír tu voz

deseaba sentir el recuerdo

deseaba recordar el olvido
deseaba desear el deseo
deseaba desearte

recobrar los temblores, escalofríos.


Necesitaba alimentarme de ti

necesitaba recuperar lo perdido

le pedí al cielo una estrella

aquella estrella... que una vez

que allá en la cima

que aunque tú no me quieras

yo te querré

siempre.


Yo le compré al cielo las Pléyades

hijas de Pléyone y Atlas

en recuerdo de una historia
en recuerdo de mil noches
que vivieron mi historia desesperada

y convertidas en estrellas de una noche inmensa

robaron el corazón a los hombres
como a aquel hombre que se enamoró de una estrella.


Recorrí los espacios eternos de la Vía Láctea

cabalgué a Pegaso

le hice compañía al Boyero
conversé con Arturo

en las profundas noches del cielo.

Te busqué en la lista de las notas del violín

creí hallarte en las orillas de las lágrimas

tumbada en la arena blanca

junto a ese profundo océano negro.

Creí hallarte en el silencio de los versos
que escuchabas en el crujido de la almohada

abrazando el humo de un pitillo
con lazos de sueños despiertos.


Creí que estabas tras las sombras de mi alcoba

confundida en el montón de mis deseos
creí que estabas esperándome
reflejada sonriente en las cristalinas aguas de mi espejo.


Creí verte asomada

transparentando la luna el perfil de tu cuerpo
y tú vuelta hacia mí sonriendo

cómplice de mis miradas
cómplice de mis deseos.

Hoy sé que no estás

que te has ido

hoy sé que en realidad eras un sueño

fuiste simplemente una ilusión

que comenzó ilusa en una orilla

junto al mar de los deseos.

Francisco Vila
("Siempre, es un Adverbio de Tiempo", poemario. A Coruña 2002)

domingo, 3 de enero de 2010

Siempre, es...

Seraphina Bloskaya
Dimitri Sidoni-Popov




Siempre,

es un Adverbio...

de Tiempo




(A Coruña, Enero 2010)