martes, 28 de mayo de 2013

Los besos a escondidas




 Siempre





Los besos a escondidas
¿Recuerdas?
La humedad de mis labios
esperando recibir el deseo abrasante
de tu boca.

A escondidas las caricias
mis manos en tus manos
mis dedos recorriendo un millón
de sueños.

Soñamos una y otra vez
los instantes grabados a fuego
que permaneciesen suspendidos
en el tiempo.

Intentamos retener cada segundo
que cada minuto se transformara eterno
que las noches fuesen días
y los días durmiesen sueños.

Las palabras eran versos
¿Recuerdas?
Tus oídos degustaban las delicias
de un violín que rasgaba el viento.

Las miradas descaradas
¿Recuerdas?
Unos ojos contemplando
observando la luz entrecortada
de unas velas.
Las luces y las sombras de las horas
alargaban las caricias
y los besos,
mantenían vivo el fuego y la brasa
del deseo.

El viento sopló frío e inquieto
los árboles temblaron su desnudez
el cielo desplegó su manto de invierno
y nuestros sueños se fueron
muy lejos, tierra adentro.

Así quedaron ocultos los instantes,
los besos, las caricias, los versos,
mis ojos se cerraron y los tuyos
se hicieron dueños de un mundo
en silencio.

Francisco E. Vila
(del poemario "Siempre, es un Adverbio de Tiempo")

martes, 14 de mayo de 2013

Señora mía




Cherries 1873
Alma Tadema



Señora mía, mi dama duende
en tus brazos descanso el dolor
que palpita en mi pecho siempre.
Señora mía, mi dama ausente
en tus labios quedaron mis besos
en mi boca tu aliento (se) muere.
Señora mía, mi dama ardiente
en tu cuerpo late el deseo
en tu mente se pierde mi mente.
Señora mía, mi dama complaciente
en tus ojos se esconde el misterio
de la luz, de la noche y del miedo.
Señora mía, el dolor duele
mis pisadas se pierden en el viento
la tormenta ahuyenta mis quejidos
oigo el susurro de la luz desde las velas
queriendo alcanzar a las últimas estrellas
que se apagan y se olvidan en mis sueños
y en tus sueños.
Señora mía, mi dama imposible
mi espejismo, mi quimera
mi unicornio, mi sirena.
Señora mía
¿Dónde estás? ¿A dónde has ido?
Por las escarpadas laderas del destino te busco
y sólo el afilado rumor de los riscos me contesta.
Mi dama duende
¿A dónde va el sol que por el horizonte muere?
¿Será tal vez
que simplemente
como nuestro amor
duerme?

Francisco E. Vila (Marzo de 2006)

miércoles, 8 de mayo de 2013

Cobijada en telarañas de cristal…







Cobijada en telarañas de cristal,
la espesa niebla,
recorría anhelante y sigilosa
los senderos de hojarasca
del olvidado esquío.
Y escondido en la nívea alfombra
del prematuro invierno,
el indeciso otoño,
llora la ausencia de las risas y los llantos
acurrucado al abrigo
de unas tímidas y gélidas brasas.

Dónde estás Amor,
que la brisa te reclama.
Dónde estás Amor,
que en los sueños ya te apagas.

Dónde estás Amor,
que el ahogo en mi pecho ya se escapa.
Dónde estás Amor, a dónde huiste
que las luces de la aurora ya se acercan
iluminando los últimos rincones del recuerdo,
iluminando las sombras de los sueños
que despiertan
arrancando del olvido, a jirones,
las caricias y los besos que me dabas.

Dónde estás Amor…
a  dónde has ido.

Francisco E. Vila