… y es verdad lo que los sueños me responden
aún dormido
cuando te veo caminar allá, a lo lejos.
Te acercas lentamente, paso a paso
con mirada cómplice que asoma entre tus párpados.
Te acercas poco a poco, insistente
hasta alcanzar con mis manos impaciencias
y así, a la altura del deseo y la ternura
esos sueños que agotados me rodean
huyen de las luces de la aurora
invitando otra vez y otra noche
a agotar en mi vida la esperanza
de aquel lugar, aquella tarde
aquella calma, rodeando con abrazos y mis brazos
tu cintura juvenil, tus labios que me abrasan
y tus manos codiciosas en mis brazos
exigiendo, reclamando, despertando,
deseando, compartiendo.
Los sueños huyen, la mar en calma
el día vuelve, mi vida… avanza.
Francisco E. Vila (A Coruña, 26-11-10)