El año pasado asistí a una cena, cena anual instituida por la sociedad de la que soy miembro (SAF). Cena que está dedicada a todos los artistas en general y en particular a los poetas, que por eso se llama Lareira de Poesía. Por qué "Lareira", pues calculo, no lo he preguntado, pero supongo que hace alusión al lugar donde nuestros ancestros se reunían a charlar y a contar sus cosas, sus cuentos, sus leyendas, sus historias en general al abrigo del calor del fuego de la lareira, donde seguro que se calentaba un buen pote de caldo de grelos, que en invierno es como el alimento de los dioses, "divino". Bien, pues en esa cena que como dije es anual y este año celebraremos la "III Lareira de Poesía", los poetas que queremos leemos nuestras "pequeñas obras". Que es, como hacen los pintores y escultores, el momento de "exponer" nuestras últimas creaciones. Para esta ocasión, yo llevaba un pequeño libro de creación y edición propia, dedicado a mi ciudad y mis recuerdos. Creo que gustó y de él voy a utilizar uno de mis poemas para todo aquel que quiera leerlo, y para aquel que no quiera leerlo, por si le apetece, se anima y lo lee. Había sopesado la posibilidad de enviarlo a algún certamen literario, pero finalmente me convencí de no hacerlo dado que es un poema que hace referencia a un mar en particular que sólo lo entenderán y ubicarán los que sean de Ferrol, por lo menos eso es lo que yo pensé. Por cierto al final del poema hay un pequeño apartado que dice: "Comentario". Así que al que le apetezca decir algo sólo tiene que pinchar ahí, y él mismo...
Mi Mar (A la Ría de Ferrol)
Se oyen voces a lo lejos
¡Diez brazas...! ¡Los bajíos!
¡Acantilado a babor!
¡Con cuidado, la entrada se estrecha!
Cuentan las leyendas
de historias y de sueños
que el mar se partía en dos
al tensado de cadenas.
Mar de adentro, mar de afuera
mar tranquilo, mar salvaje
mar a fin de cuentas.
Cuentan las leyendas
que en las noches de luna
y de estrellas
al partirse el mar en dos
se cubría de diamantes la estrecha.
Ardían las orillas en Septiembre
con fuego verde de llama espesa
y al arribo del galeón
con la tripulación de vuelta,
al arribo del pesquero
que la lonja ansiosa espera
el mar se calma
las olas se acuestan
las aguas tranquilas
que embravecidas eran
descansan ahora
bañando los muelles
de la ría entera.
Un castillo, dos castillo
son cerberos de presa
que guardan la entrada y la velan
como compuertas de hierro y de piedra.
Es al mar, a ese mar
al que guardan.
A esa ría y a los puertos
a quienes velan.
Mar de los Sargazos
en tiempos de tormenta
mar de mis recuerdos
donde navegaron mis juergas.
Mar de puertos pequeños
de mil barcas, de cien veleros
mar de mi vida, de mis amigos
mar interior del mar abierto.
Y desde lo alto vigilante
como un faro entre tinieblas
una ermita lo ilumina
y cien mil almas lo desvelan
a ese mar
a mi mar
al mar
donde el Atlántico se estrecha.
(Francisco Vila, "Mi Mar" del libro "Desde lo más profundo". A Coruña, Junio 2007)
Mi Mar (A la Ría de Ferrol)
Se oyen voces a lo lejos
¡Diez brazas...! ¡Los bajíos!
¡Acantilado a babor!
¡Con cuidado, la entrada se estrecha!
Cuentan las leyendas
de historias y de sueños
que el mar se partía en dos
al tensado de cadenas.
Mar de adentro, mar de afuera
mar tranquilo, mar salvaje
mar a fin de cuentas.
Cuentan las leyendas
que en las noches de luna
y de estrellas
al partirse el mar en dos
se cubría de diamantes la estrecha.
Ardían las orillas en Septiembre
con fuego verde de llama espesa
y al arribo del galeón
con la tripulación de vuelta,
al arribo del pesquero
que la lonja ansiosa espera
el mar se calma
las olas se acuestan
las aguas tranquilas
que embravecidas eran
descansan ahora
bañando los muelles
de la ría entera.
Un castillo, dos castillo
son cerberos de presa
que guardan la entrada y la velan
como compuertas de hierro y de piedra.
Es al mar, a ese mar
al que guardan.
A esa ría y a los puertos
a quienes velan.
Mar de los Sargazos
en tiempos de tormenta
mar de mis recuerdos
donde navegaron mis juergas.
Mar de puertos pequeños
de mil barcas, de cien veleros
mar de mi vida, de mis amigos
mar interior del mar abierto.
Y desde lo alto vigilante
como un faro entre tinieblas
una ermita lo ilumina
y cien mil almas lo desvelan
a ese mar
a mi mar
al mar
donde el Atlántico se estrecha.
(Francisco Vila, "Mi Mar" del libro "Desde lo más profundo". A Coruña, Junio 2007)
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