martes, 22 de enero de 2008

Mi Mar















El año pasado asistí a una cena, cena anual instituida por la sociedad de la que soy miembro (SAF). Cena que está dedicada a todos los artistas en general y en particular a los poetas, que por eso se llama Lareira de Poesía. Por qué "Lareira", pues calculo, no lo he preguntado, pero supongo que hace alusión al lugar donde nuestros ancestros se reunían a charlar y a contar sus cosas, sus cuentos, sus leyendas, sus historias en general al abrigo del calor del fuego de la lareira, donde seguro que se calentaba un buen pote de caldo de grelos, que en invierno es como el alimento de los dioses, "divino". Bien, pues en esa cena que como dije es anual y este año celebraremos la "III Lareira de Poesía", los poetas que queremos leemos nuestras "pequeñas obras". Que es, como hacen los pintores y escultores, el momento de "exponer" nuestras últimas creaciones. Para esta ocasión, yo llevaba un pequeño libro de creación y edición propia, dedicado a mi ciudad y mis recuerdos. Creo que gustó y de él voy a utilizar uno de mis poemas para todo aquel que quiera leerlo, y para aquel que no quiera leerlo, por si le apetece, se anima y lo lee. Había sopesado la posibilidad de enviarlo a algún certamen literario, pero finalmente me convencí de no hacerlo dado que es un poema que hace referencia a un mar en particular que sólo lo entenderán y ubicarán los que sean de Ferrol, por lo menos eso es lo que yo pensé. Por cierto al final del poema hay un pequeño apartado que dice: "Comentario". Así que al que le apetezca decir algo sólo tiene que pinchar ahí, y él mismo...



Mi Mar (A la Ría de Ferrol)




Se oyen voces a lo lejos

¡Diez brazas...! ¡Los bajíos!

¡Acantilado a babor!
¡Con cuidado, la entrada se estrecha!


Cuentan las leyendas

de historias y de sueños

que el mar se partía en dos
al tensado de cadenas.

Mar de adentro, mar de afuera

mar tranquilo, mar salvaje

mar a fin de cuentas.

Cuentan las leyendas

que en las noches de luna

y de estrellas

al partirse el mar en dos

se cubría de diamantes la estrecha.


Ardían las orillas en Septiembre

con fuego verde de llama espesa

y al arribo del galeón

con la tripulación de vuelta,

al arribo del pesquero

que la lonja ansiosa espera

el mar se calma

las olas se acuestan

las aguas tranquilas

que embravecidas eran

descansan ahora

bañando los muelles

de la ría entera.


Un castillo, dos castillo

son cerberos de presa

que guardan la entrada y la velan

como compuertas de hierro y de piedra.

Es al mar, a ese mar

al que guardan.

A esa ría y a los puertos

a quienes velan.


Mar de los Sargazos

en tiempos de tormenta

mar de mis recuerdos

donde navegaron mis juergas.

Mar de puertos pequeños

de mil barcas, de cien veleros

mar de mi vida, de mis amigos

mar interior del mar abierto.


Y desde lo alto vigilante

como un faro entre tinieblas

una ermita lo ilumina

y cien mil almas lo desvelan

a ese mar

a mi mar

al mar

donde el Atlántico se estrecha.


(Francisco Vila, "Mi Mar" del libro "Desde lo más profundo". A Coruña, Junio 2007)

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