F. Vila "La cocina de mis sueños". Carboncillo.
Este es un mal dibujo que he realizado para acompañar al poema que a continuación os presento y que en este caso se lo dedico a una compañera en este universos de los blogs; que forma parte de los enlaces de mi blog y que hace poco ha tenido el detalle de incluirme en el suyo, cosa que agradezco infinitamente; que todavía no tengo la suerte de conocerla personalmente. Que sin embargo ya conozco a su primo, uno de los grandes pintores de los que puede presumir este país, Laureano Quesada. Y que espero que le gusten mis "versos replicantes" (con todo mi cariño), a su entrada de blog "Ella no compensa mi ego" de Septiembre de 2008, creo. Os recomiendo "El blog de Maruja", para conocer, presumo, a una gran mujer, a una gran persona.
Cada cual...
Cada cual tiene su espacio
su rincón
su lugar de trabajo.
Yo, sin ir más lejos
compagino la cocina y el canto.
El canto de versos poéticos
justamente aderezados
con melodías, pimienta
sal, ajedrea
y una pizca de albahaca.
Y así, entre comidas, cenas y desayunos
sobre todo al caer la noche,
cuando ya no queda nadie
y me encuentro otra vez solo,
escribo para mí mismo, para el silencio
y para las sombras que alimentan
a una imaginación sin fondo.
Es mi cocina un lugar de trabajo
es mi pradera, es mi valle
es una cueva, es el mar
es el cielo
e incluso es mi aire.
Cuando al final ya me siento
y tomo la pluma en mi mano
al igual que el pintor el pincel, a modo de sable,
comienzan a fluir un verso tras otro
como gotas de sangre roja,
mi sangre.
Fluyen a borbotones
se desangran
en poemas de dos versos
o en poemas de mil palabras.
En ese instante invoco a las musas
para intentar conseguir la clave
que me permita entrar de puntillas,
sin que nadie se percate,
en ese mundo mágico, extraño, fantástico
donde los versos son el lenguaje
el firmamento es el olvido
el aire es mi aliento
y la luz de neón es el sol
que ilumina a los sueños.
Me sumerjo entonces en un lugar
donde los gritos se convierten en silencio
los susurros en el clamor del viento
la luz es la vida
y la noche, donde mora el alma
el espíritu supremo
que desde muy joven me guía
me acompaña y me lleva a las tierras
donde duermen los duendes,
donde habitan las hadas
y en donde los recuerdos se funden
en ríos rojos de lava.
Francisco Vila 30-03-07 (02:45 h)