Paolo y Francesca
sir Frank Dicksee
Me acabo de asomar a la ventana, el tiempo es frío, muy frío para mi ciudad. Y el frío aumenta por la carga de humedad que conlleva ser puerto de mar, de mar atlántico. Comienza a llover, es aguanieve. En la calle hace frío.
Los besos a escondidas
¿Recuerdas?
La humedad de mis labios
esperando recibir el deseo abrasante
de tu boca.
A escondidas las caricias
mis manos en tus manos
mis dedos recorriendo un millón
de sueños.
Soñamos una y otra vez
los instantes grabados a fuego
que permaneciesen suspendidos
en el tiempo.
Intentamos retener cada segundo
que cada minuto se transformara eterno
que las noches fuesen días
y los días durmiesen sueños.
Las palabras eran versos
¿Recuerdas?
Tus oídos degustaban las delicias
de un violín que rasgaba el viento.
Las miradas descaradas
¿Recuerdas?
Unos ojos contemplando
observando la luz entrecortada de unas velas.
Las luces y las sombras de las horas
alargaban las caricias
y los besos,
mantenían vivo el fuego y la brasa del deseo.
El viento sopló frío e inquieto
los árboles temblaron su desnudez
el cielo desplegó su manto de invierno
y nuestros sueños se fueron
muy lejos, tierra adentro.
Así quedaron ocultos los instantes
los besos, las caricias, los versos,
mis ojos se cerraron y los tuyos
se hicieron dueños de un mundo en silencio.
Francisco Vila
(Del poemario "Siempre, es un Adverbio de Tiempo". A Coruña 2002)
sir Frank Dicksee
Me acabo de asomar a la ventana, el tiempo es frío, muy frío para mi ciudad. Y el frío aumenta por la carga de humedad que conlleva ser puerto de mar, de mar atlántico. Comienza a llover, es aguanieve. En la calle hace frío.
Los besos a escondidas
¿Recuerdas?
La humedad de mis labios
esperando recibir el deseo abrasante
de tu boca.
A escondidas las caricias
mis manos en tus manos
mis dedos recorriendo un millón
de sueños.
Soñamos una y otra vez
los instantes grabados a fuego
que permaneciesen suspendidos
en el tiempo.
Intentamos retener cada segundo
que cada minuto se transformara eterno
que las noches fuesen días
y los días durmiesen sueños.
Las palabras eran versos
¿Recuerdas?
Tus oídos degustaban las delicias
de un violín que rasgaba el viento.
Las miradas descaradas
¿Recuerdas?
Unos ojos contemplando
observando la luz entrecortada de unas velas.
Las luces y las sombras de las horas
alargaban las caricias
y los besos,
mantenían vivo el fuego y la brasa del deseo.
El viento sopló frío e inquieto
los árboles temblaron su desnudez
el cielo desplegó su manto de invierno
y nuestros sueños se fueron
muy lejos, tierra adentro.
Así quedaron ocultos los instantes
los besos, las caricias, los versos,
mis ojos se cerraron y los tuyos
se hicieron dueños de un mundo en silencio.
Francisco Vila
(Del poemario "Siempre, es un Adverbio de Tiempo". A Coruña 2002)
4 comentarios:
Recuerdo,que palabra más grande, pues
en ella se encierran tantas emociones
tristezas alegrías .....
Cómo no recordar esos besos !, si eran fruto de encuentros fugaces, de miradas cómplices, de caricias que rozaban los cabellos, de caminatas por callejones oscuros.
Un beso para ti.
No sé dónde van los sueños si no los alcanzamos, pero sé con seguridad que los recuerdos son nuestros.
Un beso.
¡Qué admirable poema! Me uno a Taty Cascada. ¡Cómo no recordar esos besos! Fugaces, furtivos, a hurtadillas añadiría yo, que te hacían temblar.
…Y nuestros sueños se fueron muy lejos, tierra adentro, escribes en uno de tus versos. ¡Qué realidad más poética y soñadora! Francisco, te mereces un besote, como dicen los mexicanos.
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