Black Sea
Ivan Aivazosky 1817-1900
Huiré…
Huiré hacia el
infinito
arrastrando al
cielo y las estrellas
y al llegar al
borde del abismo,
cuando el fin se
quede sin finito
la luz de las
estrellas marcará mis pasos
convirtiendo en
nubes mis huellas en el cielo.
Allí estaré yo
soportando los
recuerdos en la nada.
Allí estaré yo,
solo,
inundando de
risas y sonrisas el misterio
de los limites
del espacio, de la luz,
de las sombras
y los besos.
Francisco E. Vila
2 comentarios:
Este poema suena a marcha sin retorno. Si fuera sí me gustaría antes conocer esta histora:
"Algún día contaré la historia, digna de un cuento, de esta joven, Lana.."
Algaire, los poetas siempre estamos solos con nosotros mismos. Quizá por eso somos poetas. Eso es lo que yo pienso, que no quiere decir que otros opinen de otra forma.
La historia de Lana la estoy escribiendo, mejor dicho, pasándola a
limpio.
Un saludo y gracias por venir.
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