martes, 22 de abril de 2008

Cuando algo se muere...

Dicen que cuando algo se muere, algo se acaba. Se produce un vacío. Lo que estaba deja de estar, desaparece , se origina un hueco, la nada. Creo que no es así. Cuando algo se muere, algo se modifica, cambia, se transforma, se rellena inmediatamente el espacio vacío, quizás porque nunca estuvo vacío. Hace unos días, el 11 de abril para ser más exactos, ha fallecido mi madre. Nada se ha acabado, aquí seguimos estando sus hijos, sus nietos, y todos formamos parte de ella. Nada se ha acabado. No se produce un vacío, nosotros lo llenamos, y con creces. Nada deja de estar. Siempre estará con nosotros y en nosotros. Nunca será nada, porque para algo somos nosotros. Simplemente se ha transformado. Como la oruga que se transforma en crisálida y después en mariposa. Simple y llanamente se ha metamorfoseado en todos nosotros, en todos los que de ella venimos.


En silencio



En silencio
con sólo el murmullo del viento
estuve contigo en silencio
Con la vista puesta en el azul del cielo
me mirabas en silencio
Con una lágrima camino del mar inmenso
lloramos en silencio
Quise decirte ¡Adiós! y me fui
me fui en silencio
sin decirte ¡Hoy no puedo!
¡Volveré otra vez!
a estar contigo otra vez
y otra vez y siempre
Nunca me fui Mamá, nunca,
ni me quise ir
Y cuando te hayas ido
estaré contigo siempre
y para siempre
en mi silencio.

Francisco Vila

["En silencio" (Tempus fugit) A Coruña, Abril 2008]

martes, 1 de abril de 2008


Qué más decir, simplemente otro día.


Aquí estaré cuando vuelvan


Dónde están las verdades del tiempo
dónde los augurios del viento
a dónde van las imágenes
los sonidos y los sentimientos.
De repente lo que fue, lo más grande
lo más cierto
se convierte, lo convierte la memoria
en lo más incierto.
Un mundo de brumas lo envuelve todo
lo aísla, lo borra
lo pienso y miento.
Me miento a mi mismo
le miento al tiempo
a los días de invierno
a los murmullos
y al cielo.
A los besos escondidos
a la vergüenza, al descaro
y al amor ciego.
Dónde están las verdades
las mentiras
los gritos y el silencio.
Dónde están los sueños
convertidos en pesadillas
de locuras y de miedos.
Dónde está la luz
la oscuridad y el cielo
dónde las estrellas
a dónde fueron
los amigos, los cigarrillos
la música
y los exámenes de Febrero.
Dónde están las excursiones
la misa del domingo
los viajes a la playa en el autobús
sobre el techo
y la vuelta en el tren
con la toalla, el bañador
y los restos del almuerzo.
Dónde están los recuerdos
a dónde han ido
se escaparon
simplemente huyeron
como el temple, el orgullo
la resistencia y el denuedo.
La sonrisa ha perdido el sentido
y los abrazos y los besos
olvidaron el cariño, las caricias
y el desvelo.
A la espera del retorno
de los días y los sueños
me duermo en un rincón
del salón de los desprecios
olvidado del destino, de la playa
y de los juegos.
Aquí estaré cuando vuelvan
me reclamen y me aleje
cabalgando en las alas de Pegaso
hacia el universo mágico de la Hipocrene.

Francisco Vila (“Estación de tránsito”. A Coruña, Diciembre 2005)