martes, 20 de octubre de 2009

Lágrima convertida en hielo



Hay días y días, hoy es uno de ellos.





Lágrima convertida en hielo
sangre con sabor a hiel
día transmutado en noche
sal con sabor a miel
risa convertida en viento
viento en tempestad, en huracán
temporal tal vez
mar perdido en el infinito
horizonte desbordado en niebla densa
que se pierde en el mar también
dime tú por qué
suspiro que renació en aliento
en vida, en adiós
en una simple pregunta
por qué, por qué
por qué.
Si los ojos que al dormir no han muerto
y despiertan a la luz después
dime tú que lees mis versos
por qué la ansiedad despierta al ciprés
por qué la ansiedad recorre la vida aprisa
y a la muerte frena después.
Por qué, dime tú
por qué, por qué.

Francisco Vila ("Lágrima convertida en hielo". A Coruña, Octubre 2009)

6 comentarios:

helena dijo...

Son tantas y tan diferentes las sensaciones que nos recorren a veces que parece que quisieran chocar entre ellas. Yo no sé por qué pasan las cosas.
Me he detenido en tu precioso blog que es un remanso para el espíritu.
Waterhouse es mi pintor favorito y Galicia mi segunda casa, así que yo también volveré siempre.
Un saludo.

Rosa Fdez. Salanova dijo...

No se decirte por quë,
solo se mirar la vida
hacia el horizonte,
esperar a que el viento responda,
que la tempestad me uya,
y que la calma me vuelva,
-sin esperar nada-.

Un beso

Francisco Vila Fuentes dijo...

A helena: ¡Gracias por venir!
A Rosa: ¡Gracias por volver!
A mí: ¡Enhorabuena por las dos!
Un beso (para cada una ¡ojo!)

mega dijo...

Entrar en tu blog y leer tus poesías,significa para mí un remanso de paz

Francisco Vila Fuentes dijo...

Gracias también a tí, Mega.

Maruja Quesada dijo...

Querido Francisco: he estado unos días sin entrar en tu blog por falta de tiempo, asisto cuatro veces a la Universidad de Mayores y tengo mucho trabajo en la redacción de la revista SOLERA.
Cada vez que entro en él, me alucinas con tus preciosos poemas. A este de “Lágrimas convertidas en hielo” te añado algo mío
Dime tú que lees mis versos
Por qué la ansiedad despierta al ciprés…
Porque atardeció sin ti y me estremecía.
Que desgana esperar un nuevo día
sin que me abraces y sin que me beses.
Precioso poema. Un beso Maruja