martes, 14 de mayo de 2013

Señora mía




Cherries 1873
Alma Tadema



Señora mía, mi dama duende
en tus brazos descanso el dolor
que palpita en mi pecho siempre.
Señora mía, mi dama ausente
en tus labios quedaron mis besos
en mi boca tu aliento (se) muere.
Señora mía, mi dama ardiente
en tu cuerpo late el deseo
en tu mente se pierde mi mente.
Señora mía, mi dama complaciente
en tus ojos se esconde el misterio
de la luz, de la noche y del miedo.
Señora mía, el dolor duele
mis pisadas se pierden en el viento
la tormenta ahuyenta mis quejidos
oigo el susurro de la luz desde las velas
queriendo alcanzar a las últimas estrellas
que se apagan y se olvidan en mis sueños
y en tus sueños.
Señora mía, mi dama imposible
mi espejismo, mi quimera
mi unicornio, mi sirena.
Señora mía
¿Dónde estás? ¿A dónde has ido?
Por las escarpadas laderas del destino te busco
y sólo el afilado rumor de los riscos me contesta.
Mi dama duende
¿A dónde va el sol que por el horizonte muere?
¿Será tal vez
que simplemente
como nuestro amor
duerme?

Francisco E. Vila (Marzo de 2006)

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