Cobijada
en telarañas de cristal,
la
espesa niebla,
recorría
anhelante y sigilosa
los
senderos de hojarasca
del
olvidado esquío.
Y
escondido en la nívea alfombra
del
prematuro invierno,
el
indeciso otoño,
llora
la ausencia de las risas y los llantos
acurrucado
al abrigo
de
unas tímidas y gélidas brasas.
Dónde
estás Amor,
que
la brisa te reclama.
Dónde
estás Amor,
que
en los sueños ya te apagas.
Dónde
estás Amor,
que
el ahogo en mi pecho ya se escapa.
Dónde
estás Amor, a dónde huiste
que
las luces de la aurora ya se acercan
iluminando
los últimos rincones del recuerdo,
iluminando
las sombras de los sueños
que
despiertan
arrancando
del olvido, a jirones,
las
caricias y los besos que me dabas.
Dónde
estás Amor…
a dónde has ido.
Francisco
E. Vila
2 comentarios:
¡Que bello lo que escribes, Francisco! y ¡qué bello sentir!, aunque a veces haya de ser ausencia y nostalgía.
Pasado Orión,Sirio y Casiopea...allí donde todo acaba y todo empieza...allí he de esperarte hasta que vuelvas. La Eternidad es nuestra.
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