domingo, 11 de enero de 2009

A Maruja Quesada



F. Vila "La cocina de mis sueños". Carboncillo.




Este es un mal dibujo que he realizado para acompañar al poema que a continuación os presento y que en este caso se lo dedico a una compañera en este universos de los blogs; que forma parte de los enlaces de mi blog y que hace poco ha tenido el detalle de incluirme en el suyo, cosa que agradezco infinitamente; que todavía no tengo la suerte de conocerla personalmente. Que sin embargo ya conozco a su primo, uno de los grandes pintores de los que puede presumir este país, Laureano Quesada. Y que espero que le gusten mis "versos replicantes" (con todo mi cariño), a su entrada de blog "Ella no compensa mi ego" de Septiembre de 2008, creo. Os recomiendo "El blog de Maruja", para conocer, presumo, a una gran mujer, a una gran persona.



Cada cual...




Cada cual tiene su espacio

su rincón

su lugar de trabajo.

Yo, sin ir más lejos

compagino la cocina y el canto.

El canto de versos poéticos

justamente aderezados

con melodías, pimienta

sal, ajedrea

y una pizca de albahaca.

Y así, entre comidas, cenas y desayunos

sobre todo al caer la noche,

cuando ya no queda nadie

y me encuentro otra vez solo,

escribo para mí mismo, para el silencio

y para las sombras que alimentan

a una imaginación sin fondo.

Es mi cocina un lugar de trabajo

es mi pradera, es mi valle

es una cueva, es el mar

es el cielo

e incluso es mi aire.

Cuando al final ya me siento

y tomo la pluma en mi mano

al igual que el pintor el pincel, a modo de sable,

comienzan a fluir un verso tras otro

como gotas de sangre roja,

mi sangre.

Fluyen a borbotones

se desangran

en poemas de dos versos

o en poemas de mil palabras.

En ese instante invoco a las musas

para intentar conseguir la clave

que me permita entrar de puntillas,

sin que nadie se percate,

en ese mundo mágico, extraño, fantástico

donde los versos son el lenguaje

el firmamento es el olvido

el aire es mi aliento

y la luz de neón es el sol

que ilumina a los sueños.

Me sumerjo entonces en un lugar

donde los gritos se convierten en silencio

los susurros en el clamor del viento

la luz es la vida

y la noche, donde mora el alma

el espíritu supremo

que desde muy joven me guía

me acompaña y me lleva a las tierras

donde duermen los duendes,

donde habitan las hadas

y en donde los recuerdos se funden

en ríos rojos de lava.


Francisco Vila 30-03-07 (02:45 h)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Francisco:
tanto "la cocina de tus sueños" como ese lindo poema que me dedicas, me encantaron y me hicieron reflexionar, que con un cocinero como tú,con el canto de versos poéticos aderezados con melodías, pimienta, sal, Albahaca, ajedrea..., no tendría más remedio que compensar mi ego.
En esa cocina que es tu valle, tu mar, tu cielo... te deben fluir las palabras a borbotones.En mi pasillo alado, las palabras brillan por su ausencia, porque sigue siendo fría, gelida e impasible para mi.
Gracias por esas bellas palabras.Pero como bien dices, cada cual tiene su espacio, su rincón, y la cocina no es el mio.Un saludo cariñoso de Maruja Quesada.

Anónimo dijo...

Gracias Francisco por esas palabras tan bellas que me dedicas en el comentario del poema " EL VELERO DE LA VIDA". Eres un sol poético andaluz, en tierras gallegas. Cariñosamente Maruja.